¿Por qué los bebés no vienen con manual de instrucciones?

Son tiempos en que las opiniones no se distinguen de los hechos comprobados y todo vale igual. Aun peor algunas opiniones se disfrazan de pseudociencia, aprovechando el prestigio que la ciencia tiene por derecho propio.Hoy gracias a la tecnología hay múltiples recursos, webs y libros sobre cómo criar a nuestros hijos o hijas. Además, es tiempo propicio para que mujeres y hombres que se convierten en padres, muy motivados por hacerlo muy bien con sus niños, presten oídos y corazones a esta información.

Cuando volvemos a casa con el bebé en nuestros brazos, un montón de felicitaciones y un gran coctel de emociones y experiencias recién vividas es natural sentirnos un tanto inseguras. Queremos ser la mejor madre del mundo y miramos a la criatura tan preciosa tan indefensa y sentimos la responsabilidad de estar ahí para ella, sacarla adelante, ayudarla a desarrollarse. Vamos a hacer lo imposible por darle lo mejor de nosotras por su bienestar y felicidad.  Pero, ¿por dónde empezar? ¿Y si nos equivocamos?

Cuanto más insegura se siente una madre más busca que le den una receta o una fórmula. Este no controlar genera ansiedad que se calma con recetas que aseguran resultados: ‘Si haces esto y esto tu hijo –o tu hija- será feliz y tendrá un gran éxito como persona’. Siguiendo la ‘receta’ se siente más control y si las cosas salen mal, la culpa queda mitigada por el ‘yo seguí todos los pasos’. Pero hay algo más, como hoy la información circula a la velocidad de la luz, con gran rapidez se generan tendencias y movimientos que se extienden globalmente, al menos en el mundo ‘e-conectado’. El grupo da también cierta credibilidad, especialmente si incluye famosas o personas populares que se han convertido en madres y dicen seguir la ‘receta’. Ser parte del grupo que lo hace bien, siguiendo las reglas proporciona seguridad y además, cuando el ánimo flaquea, el grupo está ahí para recordarte que si no las sigues no estás siendo buena madre, porque fuera del grupo las otras madres no son tan entregadas como tú.

‘Criar con apego’

El movimiento que se ha generado en torno al ‘AttachmentParenting’ (AP), la mal denominada ‘Crianza con apego’ (https://www.ipinfa.com/que-es-el-apego-infantil/)es un buen ejemplo de esto y de los cuantiosos beneficios derivados de los best-sellers que genera la explotación del tema. Estas prácticas que vienen de EE.UU. se han traducido en nuestro país por términos tan vagos como bien sonantes y atractivos de ‘Crianza natural’ o ‘Crianza respetuosa’. El reportaje tan oportuno como periodísticamente impecable de Eva Millet publicado en Levante (20.01.’17) (https://www.levante-emv.com/sociedad/2017/01/19/madres/1517494.html)se acerca a esta realidad que está adquiriendo proporciones preocupantes y sobre todo confusión entre las nuevas madres y padres que merecen estar BIEN informados.

Aquí la cuestión central es el niño. Si fuera cierto que siguiendo las prácticas del AP nuestros hijos o hijas se desarrollarían tan emocionalmente satisfechos y saludables que tendrían asegurado el éxito en la gestión de sus vidas, las madres estamos dispuestas a lo que haga falta, y como diría nuestro José Mota ‘Oye, que si hay que ir se va…’. Sin embargo,la realidad es otra: ninguna de esas prácticas del AP se relaciona con un apego seguro en los niños, no están respaldadas por la investigación. Muchas científicas y científicos de primera línea en el tema han señalado las falacias e incluso tergiversación, de algunos de sus estudios, que se han extendido en este movimiento. En el peor de los casos se trata de una triste explotación de las ansiedades de las personas que, como madres o padres, quieren ser lo mejor para sus hijos.

Dependencia-independencia infantil

Curiosamente, los niños dependen de nosotros como padres para convertirse en seres independientes. El primer gran paso es cuando se corta el cordón umbilical y, a partir de ahí, comienza el viaje: paso a paso, suavemente pero con firmeza cariñosa y sensible nos toca ir guiando y empujando para que ocupen su lugar. Eso implica actuar por lo que les conviene que, muchas veces, no coincide con lo que les gusta o, creemos que les gusta. Esto implica también  para nosotras tolerar sus protestas, frustraciones y llantos como parte del proceso de su desarrollo emocional (https://www.ipinfa.com/quiero-que-mi-bebe/).

Dicen que los niños deberían venir a este mundo con un libro de instrucciones bajo el brazo. La vida es sabia: no lo traen porque no necesitan eso. En mi experiencia con madres y bebes (y padres) he sido testigo privilegiada de muchas historias de vida. En cada caso y a lo largo del viaje, hay que ir haciendo ajustes en la navegación para conseguir primero esa sintonía emocional con el bebé y luego, más adelante, una adecuada gestión de los límites y la regulación emocional. De ahí la importancia de una atención individualizada y universal: del mismo modo que el siglo XX trajo el avance del seguimiento del embarazo, o del crecimiento del niño, un seguimiento de cómo va el desarrollo socio-emocional y la relación de los bebés es la aportación del siglo XXI. Y en cada situación con los conocimientos científicos con los que contamos hoy, hay diversas maneras de hacer las cosas suficientemente bien.

Dra. Mª Ángeles Cerezo

Catedrática de Psicología
Especialista en Psicología Clínica
Directora Científica de IPINFA- Instituto psicológico de la Infancia y la Familia.

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