Tócame y achúchame pero con tino

Los bebés necesitan la cara de un ‘otro’ que les mira, les sonríe, les susurra… necesitan el abrazo y la caricia, la voz y la palabra. Todo eso es casi de sentido común. Los bebés por su fragilidad invitan a la ternura y el contacto. Pero lo que la ciencia dice es que ese contacto debe tener como eje principal, no exclusivo, la necesidad del bebé que tiene su espacio y su ritmo. En otras palabras no se trata de achuchar y cuanto más mejor, sino de cuándo y a qué necesidad responde si a la de la persona  ‘achuchadora’ o a la del bebé.

En realidad, es fácil: imagínate que alguien que te quiere lo tienes todo el tiempo achuchándote, cuando necesitas calma, o cuando estás haciendo algo que te interrumpe, cuando necesitas espacio… Si observas a los bebés verás que en estas situaciones los bebés protestan, empujan, giran la cara… se están comunicando. Hay que precisar la información sobre el tema del contacto porque lo que facilita que el desarrollo cerebral de los bebés sea saludable es el entendimiento en la comunicación. Esta comunicación puede ser tan afectuosa como dé de sí pero en el contexto de las necesidades del que recibe, en este caso el bebé. Una sobre-estimulación puede bloquearles emocionalmente.

La regla general de cuanto más mejor no se cumple, sino la de ser oportuno, por cierto una palabra que significa que sucede en tiempo a propósito y cuando conviene.

 

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PILAR CIFUENTES

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